"¡Jiede a fos!"
Cerca de la ciudad de Marsella (Francia) hay una pequeña población portuaria e industrial llamada Fos-sur-mer. Debido a los olores muy fuertes y desagradables que emiten las diferentes industrias allí ubicadas, esta localidad se hizo famosa en Francia por la expresión ça pue a Fos-sur-mer, lo que en español vendría siendo "hiede a Fos-sur-mer". Con el tiempo, y las economías a que se someten las expresiones entre la gente, se acortó la expresión a ça pue a fos, es decir "hiede a fos".
Con lo cual resultaría que la tan vernácula y criolla expresión "¡Fos!" podría ser un galicismo, otro préstamo más del lenguaje del romance y la diplomacia a nuestro exquisito español, como las palabras chofer, jardín, jamón, musiú y tantas otras.
Así que la próxima vez que una pestilencia te ataque sin contemplaciones, cuando sientas que todos los pelos se te paran, que la nariz se te arruga, que el estómago se te voltea y te preparas a emitir ese vocablo con la mejor de las inflexiones latinas, y dices "!FOOOO!", voltéate a ver a la audiencia con cara de erudito, sintiéndote muy orgulloso de tu francés.