De cuando alcancé 250 km a mis 5 años
En la última semana ocurrieron dos sucesos de mucha importancia para mí. El primero fue mi "segundo cumpleaños": oficialmente tengo 36 años, que se cumplen cada 21 de octubre (Si, es contigo que aun me debes mi regalo). De una manera más íntima, llevo otra cuenta paralela: cinco años de edad, que se cumplen cada primero de marzo, fecha en que sufrí un terrible accidente en parapente. Esta otra cuenta me coloca en mi segunda infancia. Eso les debería explicar muchas cosas ;-)
El segundo suceso fue que alcancé los 250 kilómetros trotados, según la bitácora de mi iPod+Nike. Ambos hechos están muy relacionados, porque todas las cosas que he logrado en los últimos cinco años, que superan por mucho los retos que me habría impuesto antes del accidente, tienen que ver con ese afán por superar límites; límites que, la más de las veces, tenemos impuestos de manera totalmente arbitraria e inconsciente.
"Es simplemente más divertido cuando eres más rápido" es una imagen que trato de aplicar a cada pequeño logro alcanzado, y, sobretodo, a la próxima frontera por superar que ese logro define: al llegar al borde del esfuerzo no queda más remedio que dar otro paso más, porque es justamente ahí donde empieza la diversión. Antes de llegar a ese borde sólo estábamos calentando.
Hay un lado más mundano en este logro de 250 kilómetros, que tiene que ver con un recurso que me ha ayudado a mantener la constancia en el proceso (o que, más bien, se ha afincado en un síndrome, que apenas acabo de enterarme que existe, y que sin duda padezco). El recurso del que hablo es el podcast.
Hasta hace muy poco, podcast y música significaban casi lo mismo para mí. Y cuando pensaba en ejercicio, las cosas que venían a mi mente eran tipos de rutinas, sitios donde practicar, mejores horas, equipos, etc. Pues sucede que ahora cuando pienso en poscast, pienso en información; y al pensar en ejercicio, pienso es en repetición.
Lo más difícil de lograr en el ejercicio es la disciplina. No es el esfuerzo, ni los dolores o lesiones ocasionales, o los errores que se cometan, o la falta de información, o de grupo de apoyo, o quién sabe qué otros problemas se encuentra todo el mundo en el camino. Nada de eso. Lo verdaderamente arrecho es hacerlo TODOS LOS DIAS. No me refiero a batir records, o hacer esfuerzos descomunales a diario, sino a la simple repetición, al hábito. ¿Quieres hacer algún ejercicio? Sólo sal a caminar. Anda a un parque, o una plaza, o donde más te plazca, y ponte a caminar. Pero no hoy, y luego en una semana, y quizás dos meses después cuando no encontraste nada más que hacer. No señor: TODOS LOS DIAS (Está bien, quizás debas descansar los fines de semana). Es en esta repetición donde están los resultados reales. Y es ahí donde, en mi caso, entra el podcast (y el síndrome).
Antes debía luchar contra ni neurótico personal para explicarle cómo y por qué me iba a ausentar durante una hora o más del flujo de información constante que es la Internet. Ahora, una de las cosas que me levanta todos los días a trotar es la necesidad casi patológica de información. La sesión de ejercicios es ese momento de aislamiento, de bienestar físico, de disfrute, de reto. Pero también es el momento en que escojo de la multitud de fuentes de información que me brinda mi iPod, y me sumerjo en los temas más disímiles, sólo por el placer de disfrutar de la información nueva. Ahí lo tienen: Síndrome de Desorden de Atención de los Nerds: puro NADD (por sus siglas en inglés).
Luego de mucho tiempo intentando mejorar en el trote, finalmente parece que estoy haciendo avances. Y aunque había pensado hasta ahora que el hecho se debía a mi disciplina, a mi esfuerzo, a que he aprendido de mis errores, y que finalmente estoy mejorando (con todo el empujón que eso le da a mi orgullo), resulta que el principal componente es mi obsesión por absorber información. Bueno, no es tan malo en realidad, porque, al fin y al cabo, da resultados: la suma del deseo de alcanzar mis metas en el entrenamiento, el ver subir los numeritos en la web de Nike y la necesidad constante de información, han sido posiblemente mejores motivadores que simplemente lo rico del ejercicio.
La rutina es lo primordial. E implantar una rutina siempre provoca resistencia. Para mi el podcast ha sido una manera de vencer esa resistencia. Cada quien tiene guardado adentro la semilla (o el síndrome) que le permite vencer esa resistencia. ¿Cuál es la tuya?
2 comentarios:
El punto es ese: El hábito.
La vaina es que a veces mantenemos los hábitos que no debemos y no mantenemos los que sí debemos (no es tu historia pues, pero creo que sí la mía jajajajaajja)
Reflexionaré en torno a ese ítem.
Un beso!
Jesus:
Tengo tanto que aprender de ti.
Jenny
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